domingo, 10 de enero de 2016

Capítulo 3

Capítulo 3
Un nuevo despertar.

No recuerdo muy bien cómo fue… Tras cerrar los ojos en el accidente lo único que pasaba por mi cabeza era que quería vivir. Cuando me quise dar cuanta ya no sentía dolor ni tristeza, pero tampoco alegría, enfado, hambre… nada. No sé cómo explicarlo bien, fue una sensación indescriptible. Sentí como si no tuviese cuerpo. Como si fuera todo el aire y a la vez nada. Podía volar, pero a la vez no. Estaba en el vacío, no podía oír nada, ni tocar, ni oler, no realizaba  nada. Tan solo escuchar mis pensamientos.
No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero sí puedo decir algo, mostraría que fueron días o meses los que estuve ahí. Tampoco recuerdo muchas cosas de aquel lugar, tan solo como una voz me preguntó
-          ¿Quieres vivir?- Era un tono muy fuerte, y atronadora. Como si pusiesen diez altavoces de la mejor calidad a máxima potencia en una habitación pequeña. Parecía tener una voz de enfadado, pero como la que tiene un padre ante su hijo cuando hace alguna travesura.
-          Sí quiero…
-          No te escucho.
-          ¡Sí que quiero!- Grité con todas mis fuerzas.
Después de soltar aquellas palabras, con todas mis fuerzas, no recuerdo nada más. Sé que después de eso sentí una gran frío en todo mi cuerpo, parecía que por fin tenía ya uno. Podía apreciar el frio suelo en mi espalda, el viento acariciándome suavemente. Escuchaba los árboles agitándose, como si fueran una melodía maravillosa.
Traté de abrir los ojos, pero no podía, parecía como si los tuviera pegados, traté de moverme, para incorporarme, pero no tenía fuerzas. Entonces decidí no hacer nada… tan solo disfrutar un poco más de todas las sensaciones agradables que sentía. No tenía prisa para saber dónde estaba o si era un lugar seguro, en mi interior quería seguir disfrutando esa calma.
Después de unos minutos intenté abrirlos de nuevo, esta vez lo conseguí. Al principio veía todo borroso, la luz me cegaba. Me incorporé lentamente hasta quedarme sentado, traté de ponerme de pie, pero mis piernas aún no querían hacerme mucho caso. Las golpeé levemente con mis brazos y a continuación comencé a frotármelas con las manos para hacerlas reaccionar.
Tras unos segundos mi visión comenzó a mejorar y puede ver aquel mundo en el que encontraba.

Déjame decirte que la única palabra que encuentro para describirlo es… fantasía al puro estilo, no hay otro término. Trataré con todo mí ser describirlo de la mejor manera posible, pero no tendré las palabras exacta para aquella belleza. Te recomiendo que pongas al máximo tu motor de la imaginación y te dejes llevar por aquel lugar. Recuerda yo te daré unas indicaciones, el resto lo debes hacer tú, como practicamos.

Nada más abrir los ojos mi corazón casi deja de latir, no podía creer lo que estaba viendo. Me encontraba en una pradera inmensa con el césped meciéndose por la ligera brisa, de un lado a otro. El sol se ocultaba de vez en cuando por las nubes, mientras los pájaros volaban libremente por el cielo. Había grandes árboles, muchos de ellos eran sauces, que dejaban caer sus largas ramas al suelo. Al soplar el viento todas las ramas se comenzaban a mover, las hojas chocaban entre ellas formando un sonido realmente tranquilizador.
Yo me encontraba como en una plataforma formada por anillos de piedras. En el anillo exterior había unas letras talladas, pero era un idioma que yo desconocía, además en esos momentos aún no sabía ni que existía. Justo en el último anillo, que era donde yo estaba sentado, había un dibujo de un fénix renaciendo de sus cenizas.

Mis piernas ya decidieron hacerme caso y me permitieron incorporarme. En un principio me tambaleé de un lado a otro, como si estuviese ebrio. Me fui a caer de rodillas, pero entonces sentí como alguien me sujetaba, miré a mi izquierda y vi a una mujer. Era muy joven y tenía un sedoso pelo de color negro, además era muy largo, casi le llegaba hasta las rodillas. Iba vestida con una túnica blanca con algunas flores bordadas. Me miró a los ojos y me sonrió como si de una madre se tratase. Aquella sonrisa me tranquilizó y conseguí ponerme derecho.
La mujer se apartó un poco al ver que ya me podía mantener por mi propio pie. Dio dos palmadas y aparecieron dos niños. Uno de ellos venía con ropa doblada y el otro simplemente jugaba.  Se me olvidó mencionar que me desperté completamente desnudo.
-          Aquí tienes ropa.-Me dijo la mujer con una sonrisa. El niño de pelo castaño me ofreció la ropa. Era ropa normal, unos vaqueros y una camiseta, nada del otro mundo. Lo más destacable de esto, es que era la típica ropa que yo solía llevar antes.
-          Gracias…-Dije un poco avergonzado. A toda prisa traté de vestirme.
El niño juguetón se acercó a la mujer, pero esta le hizo una seña y los dos jóvenes se marcharon a corretear por el prado. Ella se me acercó un poco, me miró de arriba abajo y me preguntó por mi edad.
-          Tengo…No lo recuerdo…
La mujer asintió con la cabeza, luego me dijo que no me preocupase, que era normal después de morir.
-          ¿Morir…?-Dije con una voz quebradiza. Casi me caigo de culo cuando escuché la palabra morir. Desde un principio pensé que estaba soñando al igual que el resto.
Tras unos minutos de intentar recuperarme del golpe, la mujer consiguió tranquilizarme un poco, sus palabras parecían como las de una madre cuando trata de reconfortar a su hijo. Yo me sentía realmente a gusto a su lado. Todas sus palabras estaban llenas de calidez y conseguían que no pensase en nada más.
-          ¿Cuál es tu nombre?- Pregunté un poco tímido
-          Lucina- Me contestó
Miré de nuevo a mí alrededor y fui a preguntar dónde estaba, pero ella me hizo un gesto para que me callase.
-          Hijo mío, aún no podemos hablar formalmente. No te han asignado un nombre.
-          ¿Nombre? Yo me llamo…-No supe contestar.
-          Tranquilo todo a su tiempo. Ahora mismo no eres humano ni un ayudante. Para permanecer con nosotros debes pasar la prueba, no todos pueden servirnos.
-          Dioses…-dije sin pensar.
La mujer asintió con una sonrisa cálida
-          ¿Qué quieres decir con pasar una prueba? ¿Qué tengo que hacer?
La mujer me dio la espalda y señaló una montaña que se veía a lo lejos. En ese instante pensé que por favor no tuviese que ir hasta allí, lástima que nunca tuviese suerte.
-          Allí es donde debes ir. Ten cuidado hijo mío. Tú ya estás muerto, pero eso no significa que no puedas morir otra vez.
-          ¿Qué quieres decir?
-          Hay peligros allá fuera… Además soy demasiados.-Dejó caer.
La fui a preguntar algo más, pero ella me calló con un gesto, a continuación me dio un aviso.
-          El tiempo tampoco es tu amigo, cuanto más tardes en llegar al olimpo, menos probabilidades es que tengas un lugar.-Yo tragué lentamente saliva, porque su frase aún no había acabado.- Y una vez que el último puesto sea ocupado el resto desapareceréis sin dejar rastro.
Sin pensármelo dos veces decidí que no era momento de continuar preguntando. Fui a irme cuando la mujer me detuvo con el brazo. Me señaló mi antebrazo derecho.
-          A partir de ahora te llamarás así. Date prisa… has llegado tarde a la prueba los demás se fueron hace tiempo.
Al mirarme el antebrazo vio que tenía un número pintado. Parecía que me lo habían tatuado. Tenía un color azul celeste brillante que casi me dejó ciego al mirarlo. El número escrito era el 82.
-          Ahora márchate.
Comencé andar despacio mientras seguía examinando el número. Después alcé mi vista y miré a la montaña. Tan solo debía ir hasta aquel lugar, no sería tan difícil. Muchas veces en mi ciudad he ido andando de un lugar a otro sin coger el transporte público, creo que eso no sería nada para mí.
Tras mucho tiempo viajando, con tan solo un rumbo en mi cabeza, aquella montaña a lo lejos. Decidí parar a descansar en algún lugar. Mis pies me estaban doliendo una barbaridad, además aún me sentía un poco mareado.
Me detuve al lado del camino de tierra. Miré a ambos direcciones y no vi ninguna persona hasta donde alcanzaba mi vista, tampoco signos de que vivera gente cerca. Suspiré cansado, me toqué el hombro, porque me dolía. Tras unos minutos sentado en el césped, cerca del camino, para ver si venía alguien, retomé mi camino. Tenía la sensación de que algo no iba muy bien, aún no había visto personas o marcas de que alguien hubiera estado por allí, mucho peor, de animales tampoco había rastro. Los pájaros que una vez vi, parecía que desaparecieron a lo lejos. No lo tomé en cuenta y continué.
No pasaron ni cinco segundos cuando una nube se puso delante del sol, poco a poco la sombre se iba comiendo la luz. El viento quieto se quedó, como si se ocultase por miedo. Miré a la nube y estiré los brazos con mucho gusto. Sin embargo rápidamente noté un ruido entre el césped, y los árboles, parecía que algo me estaba acechando. Yo no supe muy bien que hacer, ¿Correr, investigar o seguir mi camino como si no hubiera pasado nada? Esas preguntas no dejaban de rondar por mi cabeza.  Entonces mi cuerpo eligió por mí la respuesta. Se quedó totalmente paralizado. Tragué saliva lentamente y quise girarme para mirar al campo, sin embargo escuché como algo silbaba. No, no era una persona silbando, sino una flecha.
Aquel puntiaguda amiga cayó justo delante, clavándose profundamente en el suelo. Yo caí de culo bastante asustado, miraba a todos lados, pero no veía al autor.
-          ¡Jajajaja…!-Escuché reír.- ¿Le estás viendo? ¡¡Está a punto de mearse encima!! ¡¡Jajajaja!!- No paraba de reír y hacer un ruido que me daban arcadas, absorber el aire, de manera muy fuerte y desagradable, por la nariz. Incluso tenía un lado taponado, lo cual hacía que el ruido fuese más… no quiero ni describirlo…
-          Es nuevo… Es nuevo…-Decía otra voz.
Yo buscaba aquellas voces y vi como tres individuos se acercaban a mí. Venían del prado. El más corpulento y alto llevaba un arco, parecía que él había disparado aquella flecha. Tenía un tatuaje en el hombro. Era una serpiente mordiendo una piedra mientras la partía en cachos. A su izquierda iba el guarro, no puedo describirlo de otra manera, que era pequeño con barriga, y llevaba una camiseta, que le quedaba pequeña y estaba muy rota. Además iba mostrando su barriga. El tercero era de un tamaño medio, pero muy delgado, con unas ropas muy largas. Con esta descripción os podéis imaginar que parecían un trío de comediantes o que venían del circo. Por un momento casi me hicieron reír, pero mi vida estaba en peligro.
Traté de levantarme y salir corriendo lo más rápido posible, pero mis piernas no querían, solo temblaban de miedo. Lentamente me fui yendo hacia atrás, arrastrando mis glúteos por la dura tierra.
-          ¿A dónde vas mocoso?- Dijo el hombre corpulento, de manera muy amenazante. Yo no pude ni responderle, tan solo tragué saliva muy despacio.- Mocoso, ¿Qué número eres?- Yo no le comprendía bien y me seguía arrastrando. El hombre chasqueó los dedos y el gordito y el delgado se abalanzaron a por mí.-No me hagas repetirlo de nuevo.
Los otros dos individuos agarraron mis brazos y tiraron con fuerza de ellos. Noté como si me los fueran a romper.
-          ¡82! Este niño tiene un número de dos cifras.-Volvió a respirar muy fuerte por la nariz.
-          Imposible.- Dijo enfadado el corpulento- ¡Mocoso! ¡¿Cómo es posible que tengas ese número!?
Los otros dos me hicieron levantarme, pero solo para que el corpulento me volviese a mandar al suelo con un rodillazo en el estómago. Casi vomito al instante.
No me dio tiempo a que mi estómago se recuperase, cuando sentí de nuevo un golpe. El grandote me estaba pateando con todas sus fuerzas. Sin darme cuartel me agarró con su inmensa mano y me tiró de los pelos. Pensé que me iba a arrancar la cabeza. ¡Pero entonces pasó! Me volví como loco, como si algo me poseyese en el interior. Agarré el arco de mi rival con una mano y con la otra una flecha, entonces sin pensarlo disparé. Los otros dos compañeros vinieron en la ayuda de su amigo, pero me defendí y les partí la cara a los dos.
¿Piensas que realmente pasó eso? Siento decepcionarte… hasta ese momento yo era una persona normal y corriente y no descendía de ninguna familia guerrera o cosas así. Tan solo era una persona normal. ¿Qué que hice entonces? Volvamos a donde estábamos.
El hombre me estaba tirando de los pelos de la cabeza. Mi cuerpo actuó en ese instante y simplemente comencé a llorar. Como lo escuchas… solo lloré ¿Qué más podía haber hecho? Los tres hombres comenzaron a reír y a meterse conmigo. Hasta que el más corpulento rompió aquellas risas con una amenaza.
-          Mocoso… Odio a los llorones, pero… ¿Sabes que odio más?- Se acercó a mi oído y me susurró- a ti. Esa cara me da asco… por eso voy arrancártela, al igual que tu puta número. Dos… cifras y no sabes nada… A quien quieres engañar, eres un puto primerizo.
Me tiró al suelo y sacó una espada que tenía envainada. Me la puso al cuello y me dijo que me despidiese.
-          Por mi poder… tú ya no tienes derecho a renacer.-Dijo el corpulento mientras alzaba su espada. Yo cerré los ojos con miedo, mientras pensaba en una cosa. No quería morir, aún no.
Sentí el viento otra vez y como el sol volvía a salir, eso me hizo sonreír ligeramente.
-          ¡Despídete mocoso!
Entonces volví a escuchar el silbido de una flecha. Pero esta vez no impacto contra el suelo, sino a algo más suave, la carne de un hombre, justamente en el hombro del que podía haber sido mi asesino. 
Escuché como la sangre golpeaba contra el suelo seco y luego el hierro duro. Al abrir mis ojos vi que el corpulento había recibido un flechazo por la espalda. Los tres estaban completamente perdidos, no sabían de donde venía. Entonces con una cara de asco gritó.
-          ¡Maldita seas 143! ¡¡Déjame en paz de una vez!!
Escuché como una chica se reía. El hombre fue a coger la espada, pero otra flecha apareció, sin embargo falló y golpeó al suelo, casi me dio.
-          ¡Me las pagarás zorra!
El hombre salió corriendo, como alma que lleva el diablo. Sus compañeros hicieron lo mismo.
Yo casi me desplomé al suelo, pero ahí es cuando la vi por primera vez… Dejé de respirar por un momento. Era tan bella que parecía que el tiempo se había detenido. Era justo mi tipo…
Una joven de mi edad saltó de uno de los árboles. Cayó al suelo como si nada. Se limpió el polvo y dijo “Se me escapó otra vez”.
Tenía un tono de piel pálido, unos ojos azules que casi me hicieron desmayarme. Pero lo que más me llamó la atención fue su melena roja como el fuego o la lava. Parecía que si la tocaba me quemaría. Vestía una ropa casi prehistórica. Llevaba un como una especie de biquini camiseta que le llegaba hasta el ombligo. Pero era de cuero. Además también llevaba una capa, bastante destrozada, que iba del cuello hasta la mitad de la espalda. Luego llevaba una falda y en el muslo izquierdo llevaba las flechas.

Se acercó hasta mí y me preguntó si estaba bien. Su voz… su voz era como la de los ángeles. Tan solo con escucharla hablar parecía una diosa. Yo no la entendía para nada, a mí en todo momento me iba a cámara lenta el mundo, yo simplemente estaba fascinando con ella. Entonces se fue corriendo hasta el árbol, de nuevo. Lo escaló sin dificultades y bajó una mochila pequeña. Vino corriendo, pero debo decirte que no recuerdo más. Me desmayé. Así soy yo.

5 comentarios:

  1. Ummmmh... Me ha llamado mucho la atencion la historia y lo que estas construyendooo es muy interesante e importante le veooo futurooo a esto, hasta podria seer un libro, como varias parte, cmo juegos de tronos, yo soy el numero 4, entre otros..! pero para ser una historia genuina tuya creo que la montaña no deberia NO DEBERIA LLAMARSE OLIMPO, suena los dioses griegos, cambiale ese nombre ya que estas creando historia de otros dioses a menos que quieras usar a Zeus entre otros.!!

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    1. Hola Pedro, me alegro mucho de que te guste. Y gracias por comentar, esto me ayuda a continuar.
      Respecto a lo de la montaña la llamé así por error en un principio, sin embargo me gustó. Pero pienso meter a todos los dioses posibles, desde los griegos hasta los chinos. Esto lo hago para dar más variedad de personajes y por otra razón que más adelante aparecerá en la historia.
      Un saludo y repito muchas gracias por tu comentario, espero que me sigas leyendo y ayudando a mejorar con tus comentarios.

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  3. muy bueno, podrias tambien decir más adelante que el monte tiene varios nombres, o que entre los lugares sagrados ese fue el escogido por la asociación,o que es el lugar sagrado más cercano,etc... lo digo puesto que los mitos griegos y sus lugares ya han sido abusados bastante para este tipo de obras que habla de dioses.

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    1. Pues tienes toda la razón. Pensaré en algo. Gracias por avisarme.

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